Dos balazos

No necesito que quedemos detrás de las esquinas de la esperanza, ni cartas por recibir. No necesito que los perdones se apiaden de este corazón tan delirante como melancólico. No necesito morir para saber lo que es dejar de vivir, que lata el corazón por sí mismo y no por ti. Yo no necesito eso. Yo solo necesito dos balazos.

El primero para olvidar. Para olvidar que nos jodíamos con buenas intenciones. Para olvidar que ya solo queda un punto y final. Para olvidar que llorabas cuando no podías levantarte. Para olvidar las poesías que nos escribíamos en el alma y nos robaba la memoria. Para olvidar que aunque si yo te olvido, tú no te olvidarías de mi. Para olvidar que la razón nos robó el corazón. Para olvidar que perdimos todos los trenes y que nunca encontramos las estaciones. Para olvidar que a tener el alma rota se acostumbra uno. Para olvidar todos los caminos de rosas que nos llevaban hasta el otro. Para olvidar que no volveremos a pisar los charcos de la desesperanza. Para olvidar todos los bailes que nos dejaban con el ritmo del corazón roto.  Para olvidar que eres eterna aunque te olvide. Para olvidar que eres efímera mientras te recuerde. 

Nunca pude escribirte los versos más bonitos, ni para esta noche ni para la eternidad, ¿para qué, si ya existías tú?.  Solo pude ver tus piezas rotas y querer juntarlas de un abrazo. Solo quería ser tu primavera todo el año. Y nada. Al final, solo quiero dos balazos: uno para olvidar. El otro... ya no me acuerdo.

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